En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano, que se celebra en Francia, el presidente Luis Abinader llamó la atención del mundo sobre el desafiante tema del sargazo que inunda las costas dominicanas y de la región, y pidió un compromiso serio para enfrentar esa amenaza. 3s4z65
En ese escenario mundial, informó que entre 0.62 y 0.93 millones de toneladas métricas de sargazo llegarán este año a la República Dominicana, cantidad que, incluso, podría superar el millón.
Dijo que el país no se ha quedado de brazos cruzados ante ese fenómeno, ya que ha respondido con investigación y programas de monitoreo. Y afirmó que esta amenaza debe ser reconocida como una emergencia regional, para dar una respuesta colectiva, global y coordinada.
“Más recientemente, enfrentamos una nueva amenaza: la proliferación descontrolada del sargazo, que ha dejado de ser una anomalía para convertirse en una crisis ambiental, económica y sanitaria. Afecta a la biodiversidad marina y perjudica la industria turística”, expuso.
Por cierto, el mandatario apuntó que hay una estrategia marítima nacional para gestionar y aprovechar el espacio marítimo, con la gobernanza interinstitucional y regional, a fin de hacer frente a los retos climáticos del presente, antes de que mañana sea muy tarde.
Subrayó que se ha creado una plataforma que ofrece datos oceanográficos en tiempo real, y reafirmó el compromiso dominicano con el ODS 14 y la Agenda 20-30.
Abinader lanzó esta advertencia ante los oídos del mundo:
“Somos testigos del aumento del nivel del mar, de la acidificación de las aguas, del retroceso de nuestros corales, y de la multiplicación, en cantidad e intensidad, de fenómenos atmosféricos extremos… todo eso representa un golpe significativo en el producto interno bruto de las naciones insulares y una amenaza al crecimiento económico que ha brindado cierta estabilidad a la República Dominicana en la última década.”
Y concluyó así:
“El océano nos une en su fragilidad, pero también nos une en la belleza de sus aguas, en la fuerza de sus corrientes, en la memoria de sus travesías. Marquemos la historia, siendo la generación que se ocupó de que esta relación sana con el océano, no se acabe nunca… y decimos con firmeza y esperanza: el tiempo de actuar es ahora“.
