Los partidos de oposición israelí dieron este miércoles un paso decisivo hacia la destitución del primer ministro Benjamín Netanyahu, al anunciar el inicio de un proceso político que podría culminar en la disolución del Parlamento y la convocatoria a nuevas elecciones nacionales. 6ju6i
De acuerdo con un comunicado oficial emitido tras una reunión de las distintas facciones opositoras en la Knesset: “En coordinación entre todas las facciones, se decidió retirar la legislación de la oposición de la agenda para concentrar todos los esfuerzos en un solo objetivo: derrocar al gobierno”.
El complejo mecanismo requiere al menos tres votaciones sucesivas para lograr la disolución de la Knesset y forzar la salida anticipada de Netanyahu, no obstante, la correlación de fuerzas actual permitiría, en principio, avanzar con la primera etapa del proceso
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La cantidad necesaria es de 61 votos sobre los 120 escaños que componen el Parlamento israelí. El bloque oficialista, que cuenta con 68 legisladores, enfrenta ahora un escenario adverso ante la sorpresiva decisión de los partidos ultra ortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá de apoyar la iniciativa para disolver la cámara en la lectura preliminar del proyecto de ley.
Ambas agrupaciones, hasta ahora aliadas de Netanyahu, han mostrado un profundo malestar por la incapacidad del gobierno para aprobar una legislación clave que exime del servicio militar a los estudiantes de estudios religiosos. Este punto fue decisivo para que Shas y Judaísmo Unido de la Torá decidieran respaldar el movimiento opositor, aunque aún se encuentran en ronda de consultas para evaluar los pasos siguientes.
Pese al impulso de este bloque parlamentario que podría alcanzar los 61 votos requeridos, el proceso institucional aún es largo y complejo; si se mantiene unido, el bloque opositor lograría forzar elecciones anticipadas y convertir a Netanyahu en un primer ministro interino durante los próximos tres meses, hasta que se elija un nuevo Parlamento.
La crisis actual no tiene un único origen. Además del conflicto por el servicio militar, existe un fuerte rechazo de una parte importante de la opinión pública y de varios legisladores a la estrategia del primer ministro respecto a la liberación de los 56 rehenes que mantiene Hamas en Gaza, a esto se suman las investigaciones judiciales que enfrenta Netanyahu por tres casos de presunta corrupción, lo que ha debilitado su posición dentro y fuera del Parlamento.
En paralelo, la situación humanitaria en Gaza agrava la tensión política. Al menos 36 personas murieron y más de 200 resultaron heridas durante los últimos operativos de distribución de ayuda humanitaria en el enclave, lo que también ha aumentado las críticas al gobierno israelí.
Aunque Netanyahu ya ha superado otras crisis políticas, esta vez el escenario parece más comprometido. Por ahora, la oposición logró activar el proceso institucional quedan por delante tres votaciones decisivas el desenlace, todavía incierto, podría marcar el final del largo liderazgo de Netanyahu en la política israelí.
